JACLIN CAMPOSjaclin.campos@listindiario.com
Santo Domingo, RD
26/01/2024 00:00 | Actualizado a 26/01/2024 00:00
En su propuesta de Constitución o Ley Fundamental, el hijo más ilustre de Juan José Duarte y Manuela Díez establecía que la República Dominicana no debía ser “parte integrante de ninguna otra nación”, que debía ser una “nación libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera”.
Y a lo largo de su accionar público, mostró fidelidad a esa visión y al juramento que hiciera al fundar La Trinitaria, que le obligaba a luchar no solo por la “separación definitiva del gobierno haitiano”, sino también a trabajar por una nación libre “de toda dominación extranjera”.
No bien daba la naciente república sus primeros pasos de vida independiente en 1844, cuando el patricio se opuso a las intenciones entreguistas de la facción conservadora dentro de la Junta Central Gubernativa. Su amigo Juan Isidro Pérez lo destaca en una carta que le escribiera en 1845, y en la que recuerda que Duarte fue “el único vocal” del órgano de gobierno que, “con una honradez a toda prueba, se opuso a la enajenación de la península de Samaná”.
El propio Duarte rememora aquella postura veinte años más tarde en una misiva en la que afirma que, luego de proclamada la independencia nacional, se pronunció contra el protectorado francés (del que eran partidarios hombres como Tomás Bobadilla, quien se había declarado públicamente en favor de esa alternativa), y contra el intento de cesión a Francia de la península de Samaná.
Esa no fue la única oportunidad que tuvo de mostrar su nacionalismo. Enterado de que Pedro Santana (uno de los caudillos detrás de su destierro en 1844) había anexado la República Dominicana al reino de España, Duarte no duda en salir de su ostracismo en Venezuela. En marzo de 1864, y tras veinte años de exilio, regresa a su patria para ponerse al servicio del Gobierno Restaurador con asiento en Santiago, resuelto a correr “todos los azares y vicisitudes”, “los riesgos y peligros”, que pudiera acarrearle dicha causa (finalmente, el Gobierno le encomienda regresar a Venezuela para recabar fondos y armamento para la revolución).
Tal proceder evidenció, una vez más, coherencia con su ideal de independencia pura y simple. No importó que, esta vez, los dominicanos se alzaran contra la tierra de donde era natural su padre, el comerciante español Juan José Duarte, y en la cual el propio Padre de la Patria había residido y estudiado en sus años mozos.
Por si quedan dudas de su compromiso con la soberanía nacional, remite al ministro de Relaciones Exteriores una carta en la que reprueba tanto a proteccionistas franceses como a anexionistas americanos y españoles, y advierte contra el curso que podrían tomar los acontecimientos en vista del camino por el que se encaminaba la política internacional de Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos.
“Protesto y protestaré siempre –reza el documento fechado el 7 de marzo de 1865–, no digo tan solo a la anexión de mi Patria a los Estados Unidos, sino a cualquiera otra potencia de la tierra, y al mismo tiempo contra cualquier tratado que tienda a menoscabar en lo más mínimo nuestra independencia nacional y cercenar nuestro territorio”.
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Cronología
1813: Nace en Santo Domingo el 26 de enero.
1829: Inicia su viaje de estudios en el exterior (algunos difieren respecto a la fecha exacta de este viaje).
1832: Regresa de su viaje de estudios.
1838: Funda la sociedad secreta La Trinitaria.
1843: Perseguido por el gobierno de la ocupación a causa de sus actividades conspirativas, se ve obligado a huir del país.
1844: Proclamada la independencia en febrero. En marzo regresa al país y es recibido con júbilo. Desterrado en septiembre por la Junta Central Gubernativa, controlada por el sector conservador.
1864: Regresa a República Dominicana por Montecristi para ponerse al servicio del Gobierno Restaurador con asiento en Santiago. Es enviado a Venezuela en misión diplomática.
1876: Muere en Caracas (Venezuela) el 15 de julio víctima de tuberculosis.
1884: Sus restos son repatriados a República Dominicana e inhumados en la Capilla de la Altagracia, en la Catedral de Santo Domingo.
1944: Al celebrarse el primer aniversario de la independencia, sus restos son trasladados, junto a los de Sánchez y Mella, a la Puerta del Conde.
1976: Los restos de los Padres de la Patria son depositados en el Altar de la Patria, levantado para esos fines a pocos metros de la Puerta del Conde.
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